domingo, 24 de mayo de 2009

Hoy, maestro...

Hoy -entendido tanto como el dia actual, como en el tiempo presente-, que recuerdo maestro sus primeras lecciones, veo sobre mi cama un adorno que ha permanecido allí desde aquel día. No se realmente cuanto tiempo posó sobre mi cielo nocturno antes de que lo notara. Aquella noche, si bien logró en mi unas lágrimas y una compresión dentro de mi estómago, no llegué a comprender lo que en realidad significaban esos sentimientos.
Hoy, que el cielo se cierra en pulposas nubes oscuras, que la naturaleza exhibe una vez más su sabiduría sumergiendose en un profundo duelo, logro comprender que aquel día una nueva vida comenzaba. Un mundo de sueños y pesadillas, un mundo de realidades en esta ficción constante y dura, un mundo detrás del espejo y un espejo detrás del mundo.
Hoy, que siento tu juventud octogenaria en el adorno, la siento llena de rabia y consternación, asegurando que apretaremos nuevamente los gatillos. Veo que desde ese día tu nombre penetrará en mi memoria para nunca más dejarlo ir.
Hoy, que tu amérika se alza más alta que nunca, que recibe más sol cada día, que el sur además de existir parece haberse cansado de padecer ciertos nortes, entiendo Mario, que luego de que me presente a Eduardo; Juan Carlos; Felisberto, ellos me presentarán a Nicolás; Gabriel; Roberto; ... y ya nada será igual. Ya no habrá ficción sin estas realidades. Mi vida se convierte en un pasar de hojas y se lo debo a usted maestro.
Hoy, que a usted la muerte ya no le resulta una sorpresa, que los homenajes son tan pobre consuelo, que no permitiremos el olvido, ante tanto ataque de olvidadores que usted bien conocía y combatía.
Hoy, que no me animo ni a tutearlo maestro, aunque esto vaya en contra de su enseñanza, le agradezco cada cuento, cada novela, cada poesía que he leido en mi vida, incluso le agradezco aquellas de autores mediocres o comerciales.
Hoy, que quiero agradecerle, que quiero escribir algo que me haga sentir mejor, que deseo brindarle mi humilde homenaje, no encuentro palabras para esto maestro.

1 comentario:

  1. El otro día leí este post, hoy lo vuelvo a leer y no puedo dejar de comentarlo, porque pienso que todavía no se me va esa sensación de rara tristeza que he sentido ante la noticia y ahora.. lo que siento cuando voy caminando hacia cualquier parte, o viajando en el colectivo, en la facultad, en la biblioteca cdo me quedo leyendo y me distraigo...aun no me sale entender por qué ciertas cosas inevitablemente tienen que pasar...la verdad es que ahora somos nosotros los conternados y rabiosos...ojalá no nos convirtamos en "olvidadores" como decís, ojalá xq aun me cuesta entenderpor momentos que a mí me parece como que se detiene un poco el mundo.. y sin embargo el mundo parece ir a dos mil por hora :( besos

    ResponderEliminar