miércoles, 4 de marzo de 2009

La historia de la humanidad

Ahora resulta que al mundo le duele la juventud. Bueno, tal vez al mundo le interese saber que a la juventud le duele el mundo. Los jóvenes somos (me tomo el atrevimiento) culpables de lo que parece una desgracia inherente a nuestra natural y biológica juventud. Encabezamos la primer lista de sospechosos ante cualquier crimen cometido, somos la bola de semillas a la que el mundo apretuja y masajea de forma violenta para poder descargar tantos nervios y tanto estress. Todo lo que tenga relación con la juventud es cuanto menos inútil, porque claro, "la juventud está perdida...", sin embargo hace varias generaciones que la juventud viene perdida y el mundo sigue girando tal cual como la juventud no quiere que gire. Y los jóvenes seguimos girando como los dueños del mundo quieren que giremos, alrededor de las drogas, de la televisión, de las vidrieras. ¿Pero qué pasa cuando las vidrieras son un muro, la televisión una caja fuerte y la única llave para acceder a estas bellezas son las drogas? Porque aunque el menú no se entienda y la salsa abunde estamos pipones de hambre y de sed. De todo lo que el mundo ofrece, sólo está a nuestro alcance la posibilidad de fugarnos -al menos durante un vuelo- de la realidad; la efímera ilusión del delirio; el frío; la cárcel y lo peor, la condena.
¿Acaso nacimos malditos? ¿No somos hijos de este mundo? ¿No respondemos a lo que la sociedad de consumo ha hecho de nosotros, su producto más peligroso? La contradicción de este gran shopping es que hay demasiada oferta, aún más demanda, pero muy pocos consumidores. Un shopping así, a la larga se funde y se cae a pedazos. Los jóvenes excluidos entienden que lo bueno es poder acceder a las manzanas capitalistas, entienden que es más importante acceder qué el método de acceso. Como si esto fuera poco, para que no queden dudas del mencionado método, desde la infancia las jugueterías y las publicidades se encargan de dar a conocer las infinitas herramientas que los niños podrán utilizar -no tan a futuro- para llevar a cabo sus inteligentes planes integradores. Solos, se darán cuenta que si bien Rambo utilizaba un cuchillo de gran calibre, la navaja tal vez consiga el mismo fin en el fin del mundo; la televisión se encargará del curso avanzado de adolescencia de la mayoría que tenga la desgracia de conocer la temible escuela, que de todas formas está pensada para no pensar y hartar. Pero claro, hay más niños que televisiones y escuelas. A ellos, su primer hogar, la calle, les enseñará que la niñez es una suerte de pocos. Para ser niño hay que vivir. Pero para vivir hay que comer y no hay qué comer. Hay una familia que alimentar y no hay una familia. Hay que ceder el banco de la escuela para trabajar y entonces ya no se es niño.
Los ya conocidos medios de "comunicación" argentos se están haciendo un festín en estos días. Primero con la popular diva Susana Giménez y su pedido de "dejarse de joder con los derechos humanos" y de que "al que mata hay que matarlo" y luego con todas las voces que se sumaron a la diva el mismo día, el posterior y el posterior. Cabe destacar que lo primero que se dijo por televisión era que los autores del crimen habían sido 3 jóvenes, cuando en realidad se demostró que no había ningún joven implicado en el asunto. Por supuesto que Su no dejó pasar el tema de que los menores entran por una puerta y salen por la otra. Lo que no aclaró es quién los manda a delinquir, quién les facilita las armas, los datos y les libera la zona. Sobre este mismo tema quiero citar al Sacerdote Pablo Osow -Cura de la parroquia San Pedro Armengol en Gerli- quien dirigió una carta a Susana titulada: "Elija siempre la vida señora" y de la cual transcribo algunas cosas y recomiendo su lectura completa.
"(..) Me llama la atención que identifique inmediatamente minoridad con delincuencia. También me sorprende que no haga referencia a la corrupción estatal como forma fundamental de la delincuencia, aunque de saco y corbata. Y por último, también están ausentes de su discurso los millones que se quejan pero no mueven un dedo para construir una sociedad más justa. Los millones que sólo cuidan su “quintita”. Los que –atrincherados en búnkers a prueba de balas– miran Policías en acción y Cárceles, ¡escandalizados! La marginalidad, Susana, se ha convertido en algo exótico, como un zoológico. Un documental sobre villas los hace sentir seguros, lejos de los tiros y de la droga y de la pobreza. Y esa lejanía tiene algo de asesinato, de “lesa humanidad”, creo yo. A pocos les interesa la vida, la historia, el origen, el itinerario de un marginal. ¿Ha hablado alguna vez con algún marginal? No hace falta que el diálogo sea largo para descubrir que somos iguales en naturaleza pero desiguales en oportunidades. A veces nos sentimos “gente honesta” víctima de delincuentes pero, ¿no será que nos ha tocado nacer, inmerecidamente, en un buen lugar?(..)". Por mi parte, no voy a dar otro argumento (aunque los hay y muchos) en oposición a la pena de muerte que el hecho de que este atroz castigo NO HA DADO RESULTADO EN NINGUNA PARTE DEL MUNDO.
Por último, el mundo olvida, o no, que le debe su existencia a la juventud, que le debe lo poco de dignidad que existe, la escasa justicia social, la casi inexistente solidaridad y los mejores valores que en él se predican y sobre todo, se practican. Porque Ernesto Guevara fue y será eternamente joven, porque los estudiantes universitarios reformistas de marzo de 1918 eran jóvenes, porque no fueron más que jóvenes los que ocuparon la Sorbona en aquel mayo francés, los que resistieron la ley de flexibilización laboral 35 años después, los que pusieron su cuerpo a la represión para oponerse a las leyes educativas chilenas, porque las grandes revoluciones y reivindicaciones sociales funcionan a sangre joven. El poeta mexicano Jose Emilio Pacheco denunció: "ya somos todo aquello / contra lo que luchabamos a los 20 años". El título y el final de estas lineas quedan en manos del insuperable Mario Benedetti que pudo darse cuenta que no es más que UNA COLECCION DE JUVENTUDES, lo que algunos llaman: La historia de la humanidad.