martes, 10 de febrero de 2009

No todo está perdido

Tal vez, la mayor diferencia entre este nuevo aumento del transporte público de pasajeros y los anteriores, se centre en que en esta ocasión, los aumentos no sólo se dieron a nivel municipal, sino que también a nivel provincial y hasta nacional. Recordemos que hasta mediados de 2005 la tarifa del boleto plano era de 90 ctvos, con lo que en tres años y medio aumentó más de un 130% (actualmente el plano a $2,10). Justificando los aumentos en la inflación, ¿Habría que creerle a las empresas de transporte que ésta ha sido del 130% en tres años y medio?. Tan cierto es que el Indec dibuja los números mensualmente, como que los medios masivos de comunicación los inflan. Pero ni la más opositora al gobierno nacional de las empresas ligadas a la “comunicación” se animaría a publicar tal cifra.

El problema del transporte público de pasajeros se aborda generalmente desde un plano tan superficial, que pareciera que todo termina cuando la mafiosa UTA presiona; los estudiantes y barrios se movilizan; los concejales alzan la mano y la costumbre aplaca la rabia. Sin embargo, no es un problema de Tandil, ni de ninguna localidad aislada. Este año hubo aumento de tarifas incluso en el gran Buenos Aires y la Capital, justificados en primera instancia por el retiro de subsidios por parte del estado nacional, que explica que comenzará a tener una política más activa -que la de otorgar subsidios a empresas de capitales privados- hacia el transporte público en general. Algo cuanto menos dudoso si se tiene en cuenta las facilidades de crédito y tasas de interés -recientemente anunciados por la presidenta- para incentivar el consumo automotor; el intento progresista del tren bala y los oídos sordos al pedido de varias organizaciones de restaurar el sistema ferroviario nacional.

Como bien lo explica Eduardo Galeano en “El sagrado motor” de Patas Arriba, cada año nace 1 auto por cada 2 niños en el mundo, y cada vez es mayor la proporción de los primeros con respecto a los segundos. La organización mundial de la salud estima que para el 2020 los accidentes de tránsito se ubiquen en el tercer puesto como factores de muerte o incapacidad, las guerras ocuparán el octavo lugar y el SIDA el décimo. Pero la sociedad de consumo exige un auto personal -al menos uno familiar- para pertenecer a una capa social al menos respetable. Claro que cuanto más nuevo y más caro sea tu auto, mejores mujeres querrán tu amor, más amigos podrás conseguir y por supuesto el número -en miles de kilómetros- de tu cuentakilómetro será inversamente proporcional a la cantidad de “personas” que te admiren. Aunque nadie está a salvo de las catástrofes naturales que provoca la contaminación mundial –el humo de los autos personales es la fuente de mayor contaminación de aire del mundo- sólo el 20% de la humanidad posee el 80% de los autos. Pero claro: “Los embotellamientos son señales de progreso” celebró orgulloso Pablo Maluf, el alcalde de San Pablo en 1996 aunque su ciudad sea visible desde las afueras sólo los domingos, pues el resto de los días una gran nube de humo la oculta.

Desde hace más de un año, el gobierno nacional está inventando milagros para reducir el consumo de energía del país: Promueve el cambio a lámparas de bajo consumo, restringe las temperaturas mínimas de los aires acondicionados en las oficinas, cambio de horario para un mejor aprovechamiento de la luz solar, etc. Estas medidas sin ser retrógradas ni totalmente inútiles, son cuanto menos insuficientes y a veces contradictorias con otras como las que se toman en contra del transporte público y a favor de los automóviles particulares. Si embargo, en la matriz de consumo energética nacional la energía eléctrica residencial y comercial ocupa un 16%. Por lo tanto cuando se habla de una reducción del 30% del consumo a partir de estas medidas es necesario conocer que es un 30% de un 16% del total. La matriz energética argentina se basa en un 90% de producción a base de fósiles no renovables (petróleo y gas). Sin embargo, es más importante discutir el modelo de consumo a la par del modelo de producción. Pues ninguna producción alcanzará en pocos años para abastecer un mercado de consumo despilfarrador y sin NINGUNA plantificación por parte del estado ni en el sector agrario ni en el industrial. ¿Hacia dónde se exporta? ¿Qué se produce industrialmente? ¿Para qué? ¿Para quién?. Tanto el sector automotriz, como el transporte público nacional juegan un rol decisivo en el futuro energético y ambiental del país.

Sin duda que los más afectados a partir de los sucesivos aumentos en el boleto de transporte público son los sectores más pobres, el 80% que no posee auto. ¿Pero entonces? ¿Dónde están los trabajadores del transporte público? ¿Pertenecen a los sectores ricos? ¿Van de vacaciones al mismo lugar que su patrón? ¿tienen el/los mismos autos? ¿Todos poseen campos valuados en millones de pesos como Palacios, el histórico dirigente de la UTA? Claro que este dirigente, luego de tanto trabajo, por fin decidió abandonar el gremio para poder descansar y reponerse de tantas luchas y tantos palos que ha recibido en lugar de sus representados. Una curiosidad, varios de los campos millonarios de este simpático sujeto están a nombre de un tal Fernández, quien desde que su amigo dejó el gremio, le cuida la parada. ¿Conocerán realmente estas cúpulas sindicales los problemas de los choferes? ¿O estarán mas familiarizados y dolidos por los problemas de sus cómplices empresarios? ¿Están convencidos que la única forma de aumentar el salario de los más pobres es trasladar el aumento a los más pobres por medio del aumento del boleto?. Pero no todo está perdido, hace varios años en Jujuy se conformó la cooperativa de transporte El Salvador, que se convirtió en la primer empresa de transporte recuperada por sus trabajadores de aquella capital. Luego de resistir los atropellos; los desalojos; las mentiras de la patronal y los representantes locales de la UTA, lo primero que hicieron una vez que la empresa estuvo en su poder y funcionando, fue aumentar la ganancia de todos los trabajadores a la par de bajar el precio del boleto plano. Sólo uno de tantos ejemplos por lo que estas lineas no son en vano...no todo está perdido.